lunes, 7 de febrero de 2011

Niñ(a)

Foto: Srta. Insomnio
De niña solía pensar que los chinos lo inventaban todo. Pensaba que habían inventado los dinosaurios, por ejemplo. Y que los habían desinventado, por supuesto. Como inventaron la pólvora o el papel o un montón de juguetes y 'cosas' tecnológicas. Y los dibujos animados. Y que yo parecía china también me lo decían.

Todo era mucho mejor así, no cuando te dicen que los dinosaurios se extinguieron porque en la Tierra se 'lió parda', como se extinguen las ballenas, los tiburones o los delfines. No, estos no; estos sí los han desinventado unos chinos.

De niña, también, quería ser como Alaska, tener una cresta, el pelo de colores, llevar ropa estrafalaria y cantar canciones de rima fácil pero muy chachis; me gustaban las películas de miedo porque no me daban miedo. A mi me daban miedo las personas de verdad, como la vecina que se quitaba los dientes o el señor travesti que soltaba improperios en la puerta del bingo que había justo debajo del bloque donde estaba el primer piso donde viví. Me gustaba mi habitación de ese piso. Era cuadrada y grande, con una ventana enorme al lado de mi cama; a veces creo que no era tan grande sino que yo era muy pequeña y que, si vuelvo allí, no sería igual que lo que recuerdo.

Tuve una muñeca de esas que comen galletas y se me enganchó una de las dos trenzas largas que solía llevar. Un día ya no las llevé más, las corté y no volví a tenerlas. Lo bonito que era mi pelo y lo fácil que resultaba cortarlo. Y lo fácil que es ahora también.

Ojalá, a veces, mirara las cosas con la misma perspectiva que entonces, cuando los problemas no eran problemas. Supongo que un día supe que había dejado de ser una niña. Y ese día fui un poco menos feliz. Pero hay películas de chinos muy bonitas, eso sí.

7 comentarios:

  1. Como siempre... me encanta, y me has alegrado la noche!!! La frase sobre tu habitación me recuerda a una letra de Sabina que dice que "al lugar donde has sido felizno debieras tratar de volver".

    En mi caso, de pequeño, solía entretenerme horas y horas con un sinfín de juguetes. Tenía en la terraza un bidón enooooooorme lleno de muñekos, el cuál vaciaba con un terrible estruendo, arremoliandose todos ante mí.

    Y allí estaban mis He-mans, transformers, playmobils y dinosaurios "made in china" dispuestos a enfrentarse a cualquier delirante aventura que saliese de mi febril imaginación. Así, mis "muchachos", embarcados en el barco pirata de playmobil, me ayudaban a enfrentarme a las mas terribles misiones, tales como, asaltar el fuerte playmobil, derruir la mansión de barbies de mi hermana o simplemente... conquistar el mundo!!!

    Con el paso de los años las misiones han cambiado. Ahora me enfrento a cosas como encontrar un puesto de trabajo estable, conseguir una casita o "simplemente"... conquistar a cierta hada escurridiza.

    Parecen misiones mucho más sencillas... pero ya no tengo a mis juguetes! Quizás... tengamos hacer las maletas y volvernos a NUNCA JAMÁS!

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  2. ¡Nunca Jamás es el sitio!
    Las batallas por las hadas, las sirenas, los caballeros andantes son las más complicadas amigo AJSS. Yo era de las del barco vikingo también... pero al caerse las trenzas supongo en lugar de conquistar tierras pasé a conquistar otras cosas; en esencia es lo mismo ¡pero como mil veces más difícil!

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  3. buenas noticias, ser becaria ahora sí cotiza. esos años contaran como trabajados.

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  4. El barco pirata de Playmobil... Siempre quise tenerlo, pero mis padres nunca me lo compraron. Muchas veces paso por las tiendas de juguetes y allí sigue, esperándome. Y recuerdo a la chica Playmobil, a la que siempre quise conquistar... y como yo era el que marcaba las normas siempre me salía con la mía. Ahora es un poco más complicado...

    La inocencia de un niño es algo que echo de menos y que nunca debería perderse. Viven al día... no importa lo que pasó ayer, o lo que pasará mañana: Hoy, ahora, ya.

    Estupenda entrada... gracias por compartirla.

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  5. ¡Gracias a ti por leerla Hombre en la Luna!

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  6. Yo de pequeño quería ser chino, escribir en dibujos y dar patadas voladoras. En parbulitos me busqué un amigo con la misma actitud vital que yo y le decíamos a los demás que hacíamos karate y hablábamos chinaco. A veces hasta lo demostrábamos, y una vez conseguimos que uno de varios cursos superiores se viniera con nosotros como aprendiz.

    Un día de estos me veo llamando a la gente pa jugar a los playmobil.

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