viernes, 15 de octubre de 2010

Él

Foto: Srta. Insomnio.
Son casi las dos de la mañana. La una y cincuentiseis minutos para ser más exactos. Ella está en la cama medio incorporada y ultima las páginas de un libro prestado, un libro acerca de otros libros y alguien que los roba y, de repente, una lágrima acaricia su mejilla y, sin saber por qué, se ve reflejada en aquellas palabras que un narrador ficticio cuenta, acerca de otra chica cuyo padre ve muerto en el asfalto. Es entonces, cuando todas las palabras, todo el cariño que ha estado ‘viviendo’ durante varios cientos de páginas le recuerdan al suyo. A su padre. Ese hombre que, como el señor de los ojos grises que en tantas páginas aparecía, también había luchado en la guerra, o en muchas guerras, según se mire. Aquel que le contaba cuentos de pequeña, poniendo voces tapándose la nariz para que parecieran más agudas, el que tantas cosas le había enseñado; ese tipo de cosas que no viene en los libros pero que igualmente son cosas que es bonito saber, sobre todo porque no hay nada más bonito a veces que aprender algo de alguien a quien se admira. 


Cambia el acordeón de ese relato por una canción y cualquier hoja de papel y un lápiz de carboncillo. Dibuja cientos de amaneceres, o naves imaginarias, paisajes por donde han caminado juntos con la ayuda de una vara, esas fotos movidas donde salen los dos, los momentos de andar horas y horas sin decir nada (y no porque no hubiera nada que decir, sino porque todo está implícito). A él, la persona que más veces le ha visto y le ha mirado tal y cómo es, es a quien ve reflejado en esas páginas. Qué difícil es que te miren.


De repente se da cuenta, baja las escaleras corriendo y busca a ciegas donde está él y, bajo la oscuridad y el ruido de fondo de las gotas tecleando encima del cristal de metacrilato de aquel techo de esa habitación tan rara, duerme su padre. En aquel sofá, frío. Le mira con ternura intentando no tropezarse con las zapatillas que están en el suelo, y entiende, por un instante, que dormir y morir no son cosas tan distintas, le tapa con otra manta y se marcha.



Probablemente nunca le haya dicho ‘te quiero’ tantas veces como había pensado, como aquella niña de la novela, pero seguramente él lo sepa. Las palabras quedan cortas muchísimas veces y, a veces, si no se sabe expresar bien, para qué usarlas. Con toda seguridad tampoco sepa yo expresar esto con la exactitud que mereciera, así somos de imperfectos.


A él. El hombre que pinta, que lee, que cuenta y que canta, que sabe tantas y tantas cosas que muchos quisieran saber de la vida. A mi padre.
Gracias.

martes, 12 de octubre de 2010

S17

Foto: Srta. Insomnio.
A mi 'yo' del futuro,


Hola 'S'. Esto es algo raro porque la que ha escrito estas palabras eres tú misma, exactamente con 17 años. En teoría, cuando vuelvas a leer esto serás más mayor de lo que yo soy ahora. 


Espero que, a día de hoy, en tu presente, tengas personas en las que confiar y apoyarte, que no estés sola, que se hayan cumplido alguno de tus sueños... esos sueños que tengo yo ahora. Que seas periodista, que escribas (como siempre quisiste), que hagas fotos... miles de fotos que te gusten; es decir, que escribas libros, o artículos, donde sea y lo que sea, porque sé que es lo que te gusta y tengas una cámara propia con la que poder plasmar eso que ve tu ojo.

Confío en que hayas viajado todo lo que hayas podido, haber ido a Londres con tus amigas, conocer gente interesante y saberte rodear de ellas. Que 'O' siga siendo un hermano para ti. Seguir mirando a tus padres (o sea, a los míos) con los mismos ojos, los ojos del respeto y la admiración, y el orgullo de que sean tus padres.

Sé quien quieras ser, lucha por eso, quiérete más e intenta, sobre todo, no perderte a ti misma porque del camino se puede salir pero es fácil volver a entrar (o al menos más fácil que perderse a uno mismo y encontrarse) y ser mejor persona cada día.

¡Un saludo amiga!

* * *

Estas palabras me las dediqué a mi misma hace unos seis años. A día de hoy, siento decir que no se ha cumplido ni uno de los sueños que he tenido en la vida. Sí, estudié periodismo, sí, escribo, sí, hago fotos... pero no es lo que quería entonces, ni ahora, probablemente. Igualmente... he aprendido de cada uno de mis pasos, he podido volver a atrás, rectificar, pero, sobre todo sé que sigo en mi intento de mejorar cada día para ser una buena persona. Y gracias, gracias tengo que dar a las personas que son mis amigas en la actualidad, que no son las mismas que entonces pero sí son para siempre. Y a mis padres, sobre todo a ellos.