martes, 14 de diciembre de 2010

Tormenta de ideas (1)

Foto: Srta. Insomnio.
Una canción bonita, con o sin letra. El olor de la tinta de los rotuladores permanentes; y el olor de las cosas nuevas, como un libro o la primera hoja de un cuaderno. Las etiquetas tan largas y sumamente coñazo que les ponen a las camisetas o a los sujetadores. El sonido del mar y el de una persona que respira muy fuerte mientras duerme. La letra bonita y elaborada de algunas personas mayores y la letra fea e ilegible del médico. El olor de una colonia en un montón de personas; tu olor en un montón de personas. Lo a gusto que se queda una después de una mañana de ejercicio maratónico seguida de una ducha.

La primera vez que ves a alguien con unos ojos distintos a los del día anterior. Zambullirse de golpe en el agua fría del mar y salir a refugiarse en la toalla. Las fotos antiguas donde todo parecía mejor. Cantar con los amigos a pleno pulmón; abrazarse y decirse ñoñerías porque sí. Levantarse feliz y radiante sin motivo aparente. Cruzarte con gente desconocida y que te sonrían o te miren bien. Transformarse en un ente hípercaluroso, tímido y tartaja, con ciertos toques de problemas mentales cuando 'el amor platónico' te habla. Morirse ya si te corresponde. Aquella gente a la que bautizas con motes después de cruzarte con ella una y otra y otra... y yo que sé cuántas mil veces.

La frase que se queda marcada en cualquier libro, la página 22 y la primera y la última frase del mismo. Las dedicatorias que ablandan el alma (de eso mi amigo V sabe mucho, muchísimo), que hacen reír o llorar de felicidad...

2 comentarios:

  1. Bleh, sólo me he cruzado contigo algunas veces, pero no sé nada de ti : p De todos modos eso del anonimato y el conocerse está sobrevalorado, lo que mola es algo intermedio que es más peliculero.

    (Salir del mar y enterrar las manos en la arena caliente, notando cómo la sangre recoge el calor y lo pasea por tus venas).

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